miércoles, 5 de marzo de 2008

¿Los deja dormir...?

Esa es la pregunta que más he escuchado desde que soy padre. Y me impresiona. No importa si el interlocutor es padre o no, si ya alcanzó la categoría de abuelo o aún no se afeita... Luego de enterarse que hay una bebé en casa, se preocupará por cómo son nuestras noches.

Antes, durante el embarazo, me había impresionado que la mayoría de los cuentos de los padres refiriera también a pérdidas. Que ya no dormían, ya no salían, ya no bailaban, ya no charlaban... ya no todo. Mientras las panzas de mi casa crecían (sí, la mía también creció porque dejé de fumar y me gustan mucho el vino y las grasas saturadas), sumábamos anécdotas que no nos hacían dudar pero sí preocuparnos.

Claro, como pareja nos estaban pasando cosas increíbles y entonces no había una relación con lo que escuchábamos. Ahora siento lo mismo.

Claro que da trabajo. Claro que se duerme diferente. Ahora, ¿no debería haber una relación un poco más directa entre los cuentos que uno escucha y lo fantástico que es ser papá? Además de alertarte sobre todo lo que vas a perder, ¿los veteranos en esto no deberían alentarnos con cuentos sobre la cantidad de cosas que uno gana? ¿Entre tanto llanto, no habrá lugar para alguna sonrisa?

Yo creo que sí. Es más, ahora sé que sí.

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