jueves, 20 de marzo de 2008

De viejos...

En este país no hay viejos debajo de la "línea de pobreza". O si los hay, son muy pocos y casi no figuran en las estadísticas. Eso está muy bien. Ahora, en el otro extremo, el 50% de los niños es casi indigente. La mayoría de los niños uruguayos crece pobre, mal comida, poco educada, condenada a un futuro igualmente pobre. Como su infancia.

La discusión de los últimos días sobre constitucionalidades e inconstitucionalidades me altera. Pienso en la necesidad de salir de este empate que en realidad es goleada en contra del futuro. Según los datos del gobierno, ese Impuesto a la Renta de las Personas Físicas alcanza al 20% de los jubilados, aquellos que reciben las jubilaciones más altas. Su no pago, restaría de las arcas públicas unos 100 millones de dólares. Es decir que, por ejemplo, podría comprometer la asignación de recursos a la educación, que viene creciendo, y otros planes sociales.

Allá los viejos "copetudos" –como dijo Mujica- con sus reclamos. Quizás los que reclaman ante la Suprema Corte tengan razón y sí sea inconstitucional ese IRPF aplicado a las pensiones. Sólo digo que va siendo hora de que las cifras de la infancia muevan a reclamos de incostitucionalidades y tengan al menos la mitad de la repercusión en las portadas.

(Me salí de la línea que tenía el blog pero ta... tenía ganas)

viernes, 14 de marzo de 2008

Disfrute

Llego y ella me cuenta todo, hasta el detalle más chico de cómo fue el día con la nena. Que se rió, que lloró, que hizo caca, que no hizo, que le encanta el ventilador de techo, que pasó más tiempo en el gimnasio, que la cambió dos veces... Yo la miro agradecido y siempre la veo feliz. A veces cansada pero siempre feliz.

“Lo estás disfrutando”, le comenté hace un par de noches en medio de esos cuentos. Ella levantó la vista y no dudó: “Sí”. La enorme sonrisa que tenía me deslumbró. Casi casi lloré.

miércoles, 5 de marzo de 2008

¿Los deja dormir...?

Esa es la pregunta que más he escuchado desde que soy padre. Y me impresiona. No importa si el interlocutor es padre o no, si ya alcanzó la categoría de abuelo o aún no se afeita... Luego de enterarse que hay una bebé en casa, se preocupará por cómo son nuestras noches.

Antes, durante el embarazo, me había impresionado que la mayoría de los cuentos de los padres refiriera también a pérdidas. Que ya no dormían, ya no salían, ya no bailaban, ya no charlaban... ya no todo. Mientras las panzas de mi casa crecían (sí, la mía también creció porque dejé de fumar y me gustan mucho el vino y las grasas saturadas), sumábamos anécdotas que no nos hacían dudar pero sí preocuparnos.

Claro, como pareja nos estaban pasando cosas increíbles y entonces no había una relación con lo que escuchábamos. Ahora siento lo mismo.

Claro que da trabajo. Claro que se duerme diferente. Ahora, ¿no debería haber una relación un poco más directa entre los cuentos que uno escucha y lo fantástico que es ser papá? Además de alertarte sobre todo lo que vas a perder, ¿los veteranos en esto no deberían alentarnos con cuentos sobre la cantidad de cosas que uno gana? ¿Entre tanto llanto, no habrá lugar para alguna sonrisa?

Yo creo que sí. Es más, ahora sé que sí.