lunes, 21 de abril de 2008

Móviles

Hace unos días, cuatro o cinco, que ella comenzó a intentar agarrar cosas. A veces, de casualidad, moviendo una mano logra que por unos segundos un trapo quede entre sus dedos y lo mueve orgullosa, diciendo “miren de lo que soy capaz”. Y nosotros la miramos extasiados hasta que, claro, se le cae. No importa. Vuelve a intentarlo siempre y cada vez con mayor éxito.

También aprendió que puede golpear las cosas. Entonces, los colgantes coloridos y llenos de macaquitos que hay por doquier en el apartamento adquieren otro sentido. Ya no son los que invariablemente cabeceo y puteo, mientras esquivo el gimnasio y la cuna intentando desplazarme...

No, ahora la alzo y la acerco a ellos. Y ella entra en una excitación incontrolable hasta que consigue golpearlos. Es como si fueran un puching ball, pensé. Y entonces comencé a estimularla con nombres que harían que su padre destrozara el móvil hasta hacerlo desaparecer. Ella parece inmune a esos sentimientos ajenos. Se concentra en intentar agarrar el móvil y cuando lo logra, busca “besarlo”. De ahí deduzco que es indiferente a los nombres con los que intento animarla. Yo no haría eso con esas personas.

jueves, 10 de abril de 2008

Cuestión de gustos...

La sacamos a pasear en el auto nuevo.
Obviamente hicimos rambla.
Ella ni se enteró de que en uno de los lados estaba el mar.
Le gustaron más los edificios.