viernes, 15 de febrero de 2008

¿Por qué?

Tiene que haberlo. Al menos cuando se le pone el nombre a algo, en este caso un blog. Salió así porque sí. Como siempre me sale esa frase. Siempre empieza con “si no existieras…” pero puede terminar de muchas maneras.

En general, cuando la pienso o la digo, termina en un “habría que inventarte”. Es un clásico. “Cabeza, no te enrosques, dale pa’ delante”, me dice él. Y yo: “si no existieras…” mientras sigo, a mi modo y con mis tiempos, ese consejo. “¡Traeme una sorpresa!”, pide-exige ella casi a diario. Y yo: “si no existieras…” mientras compro el Ser de dulce de leche, el yogur con colchón de frutos del bosque… o cualquier otra “delicia” Light. Por suerte hay más de estos pero no quiero aburrir.

Muchas pero muchas veces, la frase tiene finales menos felices. Es que los hay y el día a día los tiene más de lo debido. Entonces puede llegar un “… no me enteraría” o un “me daría lo mismo”. Para algunos casos reservo el más general “…sería mejor”. Son pocos pero los hay.

Una vez al día la frase tiene el mejor final. En general me estoy por dormir. Giro a mi izquierda y las veo. Ahí termina en un rotundo: “yo tampoco”.

Ellas en mi cabeza


Están siempre. Y son la razón de que tenga este blog aunque aún no sé qué le voy a poner...